Por: Rody Leonidas Hualla Lacuta.
“Balearon
en mi barbería el 2 de febrero 2021. Ese día recibí tres impactos de bala, solo
recuerdo haber despertado en la cama del hospital con un dolor intenso en mi
tórax”, cuenta Roger Ccari. “Un mes después del trágico hecho, me negué a
reabrir mi negocio, tenía miedo, pero fue mi familia la que me alentó a continuar”.
Allí comienza mi historia.
“Las
meretrices tienen la mala costumbre de esconderse en mi local y no importa
cuantas veces las haya botado, siempre vuelven, y ese día no fue la excepción”.
Nunca imaginé pasar por esta experiencia desde la llegada aquí Arequipa”,
recordó apenado.
“A mis 43 años sobreviví aquel día trágico que cambio
mi vida para siempre. Soy natural de Cusco, y soy el cuarto hermano. Tengo una
familia, que son el motor de mi vida, y la razón para volver a trabajar, pese a
recibir tres impactos de bala que me afectó en lo emocional, hasta el punto de
querer dejar este negocio”, agrega Roger.
“Cinco meses después de aquel trágico día, me recuperé
gracias a Dios, aunque para hacerlo tuve que realizar diversas actividades que me
ayudaron a costear los gastos médicos que no podía afrontar. Lo importante es
que me recuperé, y sé que nada puede detener mi anhelo de conformar una empresa, cuyo anhelo
me nació desde muy pequeño y estoy convencido de lograrlo”, enfatizó.
“Si bien no tuve la oportunidad de estudiar en un
instituto o universidad por temas económicos, desde adolescente trabajé en diferentes
labores informales en la que descubrí tener habilidad para la peluquería. Primero
me dediqué a lavar autos en la misma avenida de los Incas, cerca al terminal. Me
pagaban poco, yo quería estudiar, pero al vivir independiente, el dinero solo alcanzaba
para el alquiler de la habitación”, señala Roger Ccari. “A medida que fui
conociendo amistades, decidí ayudar en obras de construcción, era una tarea muy
ardua, pero pese a la adversidad no me rendía y ponía manos a la obra, así me
ganaba el sencillo para mí día a día”, recuerda con una sonrisa.
“En el 2008 por recomendación de un amigo me fui a
Lima, aquellos años había muchos de mis paisanos de Cusco que migraban a la
capital. Convencido de mis sueños llegué a la gran ciudad anhelando forjarme un
gran futuro pese a carecer de experiencia laboral, y el gran temor de ser
estafado. Un día, sábado, me acerqué a una agencia de anuncios de trabajo, ya
que necesitaban ayudantes para construcción, e inmediatamente me presenté. Ahí
no me fue bien, no tuve un buen trato, me retiré, tenía pensado volver Arequipa
ante mi prominente fracaso en la capital, ya que económicamente estaba muy mal.”,
describe.
“La habitación que me arrendaban, para mí fue como un
trampolín a la peluquería, ya que el dueño de la casa tenía un local ahí, le
apoyé por un cierto tiempo, me
sentía ya tranquilo y también feliz, porque me gustaba hacer algo que desde ese
entonces consideré que ese es mi talento. Viví seis meses en Lima, pero tuve
que volver Arequipa por asuntos familiares”.
“Nuevamente en la Ciudad Blanca, nada fue sencillo en tener
mi primera tienda. Inicié alquilando un pequeño puesto cerca al centro comercial
Gratersa, antes esa zona era un grifo y poco transitada. Ahí en una esquina
atendía en mi pequeña carpa azul era la peluquería, mi trabajo era a tijera y
peine, no conocía las maquinas, ya que su costo era muy caro”, resalta
sonriendo.
“No conforme con ello, me gustaba innovar, arriesgar y
decidí hacer préstamo de dinero para alquilar un local más grande y cerca
de la avenida. Aprovechaba mis fines de semana para capacitarme en talleres de
barbería, viajaba a Lima constantemente para comprar equipos y también aprender
realizar tatuajes. En ese recorrido, conocí a la mujer de mi vida (mi esposa)
quien estuvo siempre apoyándome en todo momento hasta la fecha, es mi mejor
complemento. Trabajamos para conseguir ese sueño y nada nos detendrá”, finalizó
Roger Ccari, quien junto a su esposa hoy hace el esfuerzo hasta conseguir tener
una empresa.
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