JEAN CARLO FRISANCHO SONCO.
“Construiremos un nuevo colegio” fue la promesa del municipio de Alto Selva Alegre, nadie pensó que ese colegio Pinto Talavera que había de renovarse en solo 9 meses tendría tantos retrasos. Con más 5 meses de retraso y a 14 meses del inicio de la obra tan solo los cimientos han sido avanzados. Todo comenzó con una institución llena de tierra y con poca accesibilidad, generando el caldo de cultivo para la protesta. Acompañada de la falta de servicios, de agua, de electricidad y sobre todo los deficientes servicios higiénicos con lo que contaban las aulas provisionales. Hacía imposible la convivencia de casi 400 personas en el lugar, y los reclamos no se hicieron esperar. Por ello se tomó una decisión que era la resolución para el problema, pero que generó más problemas de los que había.
Planeado de volver a ser reconstruido en Villa
Confraternidad, el colegio Pinto Talavera está ubicado en la parte alta del
distrito de Alto Selva Alegre. Alto Selva Alegre es un distrito casi en el
abandono, especialmente la zona conocida como Villa Ecológica en la parte alta
del distrito. En donde la tierra y las jaurías de perros abundan. Con muchos
lugares en el olvido por la autoridad municipal. Los alumnos no podían estar en
el proceso, la pandemia cayó como anillo al dedo a la situación, los alumnos
hacían clases en sus clases y se construiría al acabar la cuarentena el
colegio.
En solo un año, apenas se avanzaron los cimientos,
es verdad que el lugar era escarpado pero el avance de goteo, con una
paralización cada dos meses por mes avanzado, demoró la obras y terminó con una
paralización de casi 4 meses. El acalde, Samuel Tarqui hizo una promesa a la
APAFA, era que se iban a entregar 10 módulos prefabricados el 27 de abril, para
iniciar clases, todo eso como repercusión de los atrasos de la obra del
colegio. Pero para el 26 de abril apenas se habían levantado 8, y estas ni
siquiera contaban con ventanas. Y ni hablar de servicios higiénicos, los cuales
ni siquiera se tenían contemplados.
“Quiero estudiar, en la casa no aprendemos nada”,
reclamaban los estudiantes en las protestas que hacían. “Nos afecta el
rendimiento porque no todos tenemos internet, celular o una laptop”, decían
otros escolares. Son 389 estudiantes de inicial, primaria y secundaria
afectados por la negligencia. “¡Queremos nuestras aulas! ¡Nos arrebatan nuestra
educación con excusas!” Fueron una de esas frases usadas en carteles por los
escolares de la institución educativa Pinto Talavera de Arequipa.
Luego de un par de meses, para junio ya estaban
habilitadas, por fin se terminaron las aulas y los problemas se volvieron a
presentar. Los estudiantes de la tarde, tenían que acabar sus clases antes de
las 5 ya que la luz solar no alcanzaba a las clases y tenían que estudiar en la
tarde para poder dejar estudiar a los alumnos de primaria en la mañana. Ante
todo esto, se encontrada la educación la cual no podía parar a pesar de
promesas incumplidas.
Lo prometido por el alcalde fue una inversión
millonaria. Con una inversión aproximada de 6 millones 162 mil 888 soles, se
debía construir 08 pabellones, 17 aulas equipadas y amobladas; 01 patio
principal, servicios higiénicos para estudiantes, docentes y personal
administrativo, 01 aula de cómputo, 01 biblioteca, almacenes y 01 cocina. Y
demás cosas maravillosas, pero sin duda esto demorara mucho tiempo en obtenerse
para aquel colegio que no se construía.
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