viernes, 2 de septiembre de 2022

LA ADICCIÓN QUE SUPERÉ

 Por: José Abarca Mena. 



“Nunca imaginé que la adicción al alcohol llegaría a afectar tanto a mí como a mi familia, Mi padre falleció por esta enfermedad, también perdí a mi madre y hermano no en vida, pero siento que mientras más pasa el tiempo, no hay retorno para ellos. Entre música a todo volumen, discusiones entre familia y hasta pleitos que para poder solucionar era necesario la intervención policial o de serenazgo”.

 

Estos eran mis fines de semana en familia, una adicción que la empezó mi padre, y no pudo ser detenida, al contrario, se propagó dentro de todos sus integrantes y sí, me incluyo. Ya salí de ese mal, de ser una niña, , ahora tengo una familia. Cuando los veo en acciones causadas por efectos del alcohol, sufro al no poder lograr ayudar de alguna manera habiéndolo intentado.

 

Mi padre fue ingeniero civil, Ciro Sánchez. Un profesional de bastante prestigio. No tenía tiempo para su familia, pero eso lo comprendía ya que era parte de su vida, trabajar para nosotros. Mi familia era conformada por Rosa, mi madre, ama de casa, una persona muy jovial, ahora ya no la reconozco y extraño quien era antes. Mi único hermano, César, no tenía ninguna profesión, pero si muchas ambiciones de llegar a estudiar algo, hasta conocer las fiestas de papá. Y la última integrante de la familia era yo Claudia Sánchez, era aún una niña cuando todo se desencadenó.

 

Entre las reuniones de papá y sus viajes, los fines de semana lo extrañábamos más, no era común compartir mucho tiempo con él, pero fue cambiando poco a poco. Empezó los fines de semana llegando tarde a casa y ya un poco picado. Luego las cervezas las empezaba en casa con vecinos y posteriormente las iniciaba en familia, no era las reuniones y el tiempo que hubiera deseado pasar con él, pero así ocurrió.

 

La adicción desencadenó problemas de salud en mi papá, es por esto que estuvo obligado a parar y tal fue su determinación que lo logró, no puedo decir lo mismo de mi madre y mi hermano. Ellos seguían tomando, sin importar que yo aún me encontraba en el colegio y que tenía que descansar temprano para poder asistir a mis clases el día siguiente.

Una vez terminado el colegio entre intentar detenerlos y la curiosidad de probar algo que a ellos les gustaba mucho , entré a ese mundo. Estuve inmersa al menos un año donde en muchas ocasiones salía a la calle gritando descalza, el serenazgo era una constante.

 

En el año 2019 mi papá murió. La diabetes lo mató. Yo recién me enteré que tenía esa enfermedad, ya que en mi casa no había comunicación para tratar de esos temas. Con esta pérdida todos nos refugiamos en el alcohol aún más para no sentir el dolor de la persona que siempre estuvo para nosotros. Aunque nosotros no estuvimos para él.

 

 

Ahora soy madre. Llegué a conocer a Alberto. Esposo amoroso y padre de mi hermoso hijo Valentín. Tuve un soporte emocional y un apoyo incondicional en esos momentos donde verdaderamente necesitaba a alguien. En cambio, mi familia aún está inmersa en alcoholismo. Traté de apoyarlos. Fue en vano.

 

Esta es mi historia. Hubiera querido una distinta. El alcoholismo lo vencí. Mi familia sigue hundida en la desgracia, solo espero que algún día salgan. Es lo único que le pido a Dios

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