Por: Fatima Mikaela Bravo Pacheco.
Marilyn
Cuevas y Rosmel Mamani parecían una pareja de lo más normal. Pero la verdad es
que este dúo de malhechores buscaba de todo, menos alquilar un cuarto en
nuestra casa. Ocultaban sus verdaderas intenciones detrás de falsos nombres y
su siniestro plan consistía en cuatro sencillos pasos. Primero: hacerse pasar
por una pareja provinciana que buscaba un cuarto urgentemente. Segundo:
alquilar la habitación sin pagar la inicial y sin mostrar ni su DNI. Tercero:
saquear todo lo posible. Cuarto y último: hacerse humo. Así lo hicieron y esta
es la historia de porque ya no rentamos cuartos…
El día del robo
Fui
la primera en darme cuenta de que Rosmel y Marylin, nuestros nuevos inquilinos,
nos habían robado. Regresando del colegio fui directo a mi cuarto y grande fue
mi sorpresa cuando vi mi puerta entreabierta y sin cerradura. Mi corazón se
detuvo por unos instantes. Conté mentalmente hasta tres. Uno. Dos. Tres. Exhalé
e inhalé hasta que, por fin, tuve el valor para empujar la puerta.
Mi
cerebro hizo un “click” instantáneo - ¡mamá! ¡Nos robaron! grité. No había
dudas. El escenario era devastador. Un torbellino había pasado y se había
llevado todo. El televisor y la computadora se habían hecho humo. Cajones abiertos.
Ropa desperdigada. - ¡Mamá ven! ¡Se han llevado hasta mi edredón!, musité entre
lágrimas.
Cuando
mi familia se dio cuenta de que habían saqueado mi cuarto, los gritos
comenzaron e iniciamos a echarnos la culpa entre nosotros: “Tú les abriste la puerta,
¿no pudiste ver que estaban haciendo?” “La culpa la tiene tu padre que los dejó
entrar” “Yo ya sabía que eran choros”. En ese momento echamos la culpa a todo
el mundo, menos a los verdaderos culpables: Marylin y Rosmel.
¿Quiénes eran Marylin y Rosmel?
¿Quiénes eran Marylin y Rosmel? Ni siquiera nosotros lo sabíamos. Evidentemente, no nos dieron sus verdaderos nombres, y solo recordamos que Marylin era una chica joven, de aproximadamente 25 años. Sonriente, amigable y muy habladora. A veces parecía algo ingenua, sin embargo, se veía como una persona confiable.
Por
otra parte, estaba Rosmel, que era lo contrario a Marylin. Él era mucho mayor
que ella, aproximadamente tenía 45 años. Era serio, callado y no hablaba ni
para dar los buenos días. ¿Quién diría que esta pareja tan dispareja nos
robaría hasta la confianza para seguir alquilando?
¿Qué podía pasar?
Desde
un inicio este par de ladrones se mostró interesado en alquilar el cuarto, a
pesar de que el precio era algo elevado. Nos contaron que venían de otra
ciudad y necesitaban urgentemente un
lugar para vivir y guardar sus pertenencias. Se las ingeniaron para no
mostrarnos un documento que los identificara y mis papás, que tenían mucha
experiencia alquilando cuartos, se sintieron confiados. ¿Qué podía pasar si
dejábamos entrar a un par de desconocidos a nuestra casa?
Aprovechándose
de la ingenuidad de mis padres, la pareja de ladrones logró alquilar el cuarto
sin pagar la inicial. Les abrimos la puerta de nuestra casa. Prometieron que al
día siguiente ya vendrían a dejar su mercadería y así lo hicieron. Trajeron sus
pertenencias y las dejaron en la habitación alquilada. -Myriam, son confiables,
hasta dejaron su mercadería en el cuarto- le aseguraba Edgar, mi padre, a mi
madre. Ella no confiaba en la pareja.
Mi
mamá no se equivocaba, Marylin y Rosmel no eran confiables. Las pertenencias
que habían dejado en el cuarto solo eran una “finta”, un montón de basura que
simulaban sacos de mercadería llenos. Lamentablemente, fue tarde cuando nos
dimos cuenta del plan de los ladrones. Ya les habíamos abierto la puerta de
nuestra casa y les habíamos dado la oportunidad de saquearnos.
Por
otra parte, la policía no pudo hacer nada porque ni siquiera teníamos un
documento que los identificara. Podríamos describirlos, pero no serviría de
nada. No había solución. Nos habían robado. Desde esa fecha no hemos vuelto a
saber de Marilyn y Rosmel, tampoco hemos vuelto a alquilar cuartos y cada vez
que alguien pregunta si hay un cuarto disponible mi mamá vocifera un rotundo: “Lo
siento, ya no se alquilan cuartos”
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