Por: Renzo, Miranda Ninahuaman.
Mi madre Emiliana y padre Nicanor llegaron
de viaje de la provincia de Caylloma a Arequipa. Donde lamentablemente se
contagiaron de Covid. Mis hermanos y yo estuvimos preocupados y angustiados
durante 1 mes por la salud de mis padres. Donde hicimos todo lo posible para
que se recuperaran y puedan ver a su familia otra vez.
Tristeza, impotencia, rabia y mucha pena.
Así estuve en la clínica Vallesur sentado al costado de mi madre y mi padre.
Viendo sus rostros caídos y desganados. Mientras la enfermera ponía oxígeno
para cada uno. Entre tanto ajetreo por los doctores, enfermeras y pacientes.
Mientras que mi hermano mayor estaba en una esquina realizando un sin fin de
llamadas para conseguir siquiera una cama UCI solamente para mi madre, que era
la más grave.
Sin ninguna respuesta por si había camas,
tuve que ir en busca de una. Desde la clínica Arequipa. Hasta la clínica San
Pablo, ninguna sin éxito. Llame a mi hermano para decirle que íbamos hacer.
Pero mi hermano dijo, tranquilo ya están ingresando a mamá. Sentí una gran paz, seguida de un poco de
calma. Después de esa llamada, solo pude sentarme con ojos llorosos a pensar de
como la vida era tan corta. Y que, en lo personal no había valorado a mis
padres, pero como dicen: algo tiene que suceder para aprender a valorar los más
importante que tienes, como tu familia. En ese instante solo dije en voz baja
“que me falté todo, menos ellos”.
Me sentí aliviado por unos momentos, pero
rápidamente tuve que regresar a la clínica. Cuando llegue solo vi a mi padre,
sentado en una esquina desganado y con una mirada de preocupación por la
situación de mi madre. Me senté a su costado para tranquilizarlo un poco. Ya
que el también estaba en la misma situación. En esos instantes vino el doctor a
tomar la presión y ver los niveles de oxígeno de mi padre.
Después de eso el doctor, dijo que mi
padre también iba ser ingresado, mi padre me miro a la cara y me dijo:
Renzo quiero irme a casa. Yo le conteste
de que no era una opción. Amablemente estuve explicando a mi padre las razones
por la cual tenía que aceptar ser ingresado a la clínica. Luego de una larga
charla con mi padre, él estuvo más tranquilo esperando pacientemente ser
ingresado al interior de la clínica, para que adentro lo tengan bajo monitoreo
constante igual que mi madre.
Así estuvimos esperando por varias horas,
mi padre aprovecho en descansar un poco en el sillón. Mientras que mi hermano
mayor y yo nos turnábamos. Para quedarnos con nuestro padre. Ya que muchas
veces teníamos que salir a conseguir los medicamentos para mi madre. Además de
traer cosas esenciales para los dos, ya que se iban a quedar internados.
Al promediar las 10:00 de la noche, llego
una enfermera para llevarse a mi padre. En ese instante vi a mi padre con una
mirada de miedo. Seguro pensando en que tal vez no iba salir de la clínica nunca
más. Rápidamente me arrodille para estar a la altura de su regazo, agarre sus
manos y le dije: Papá no te preocupes, todo va estar bien.
Mis hermanos y yo nos vamos encargar de
todo, tu solo preocúpate por tu recuperación al igual que mi mama, nosotros
estaremos bien. Así mi padre se fue alejando en una silla de ruedas, para ser
ingresado.
Ya después de que mis padres estaban
ingresados en el hospital, mire a mi hermano y le dije: Tengo mucho miedo.
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