Por: Sharon Tunque Cabello.
Estuvo solo, con varias horas sin vida y con sueños sin
cumplir. Mario Pérez probablemente no merecía el final que tuvo, pero fue lo
que le sucedió. Un buen vecino de las calles Deán Valdivia en Mollendo había
fallecido y nadie lo podía creer, no por el hecho sino por la forma. Él vivía
solo y era un empresario hotelero que llegó sin su familia a la ciudad para
enrumbar un negocio que le costó un lamentable desenlace.
Hace algunos años, aproximadamente hace 10, la intersección de la calle Blondel con Deán Valdivia se convirtió en la zona donde gran cantidad de hoteles y hospedajes familiares instalaron sus sedes para generar ganancias en una excelente ubicación, estando en el pleno centro de la ciudad. Muchos empresarios llegaron interesados en trabajar en el mismo rubro, pero recuerdo en especial a Don Mario, quién desde el momento que llegó hizo notorio el entusiasmo que tenía por hacer crecer ese negocio por el cual había viajado desde Arequipa, completamente solo y con la esperanza de cumplir las metas que tenía trazadas.
Pasaron los años y el negoció de Mario prosperó, logró lo propuesto de aquella vez cuando llegó y todo marchaba bien, o al menos eso parecía. Siempre lo veíamos contento pasar por esas calles, saludando y conversando sobre lo que le sucedía en el negocio que administraba. En las últimas semanas, antes de su fallecimiento, el señor Pérez había confiado las llaves de su hospedaje a un vecino, llaves que luego serían de gran ayuda para encontrarlo y conocer qué había pasado con él.
Ha pasado casi un año desde que no se conoció más de Don Mario, el timbre de su negocio dejó de sonar como aquel día que nos enteramos de la triste noticia. En días anteriores al suceso, todas las personas que habían sido contratadas para brindar el servicio de alimentación, cuidado del hospedaje y limpieza extrañados por su ausencia, comentaban que probablemente había salido de viaje, como solía hacerlo, sin embargo, pasaron los días y la situación era la misma.
El día que se conoció sobre el fallecimiento de Mario Pérez fue a causa de que llegó su esposa a Mollendo, ella preguntó si sabían donde se encontraba él, pues tampoco estaba con ella, sin imaginar lo que realmente había sucedido. Con ayuda de vecinos y principalmente de quién tenía las llaves del local, lograron ingresar y la situación era realmente penosa, el señor se encontraba tendido en el piso y con rasgos de haber tenido un accidente, posteriormente se confirmó que ya llevaba varias horas sin vida.
Inicialmente se pensaba que se trataba de un asesinato en un intento de robo, pero esto solo fue un rumor por parte de quiénes no conocían los hechos y comentaban de forma mal intencionada. Los hechos reales se pudieron confirmar por parte de Doña Sara, esposa de él, quien en primera instancia guardó absoluta reserva, pero ante los rumores de lo sucedido habló y comentó lo que realmente pasó, se trataba de un accidente a causa de una enfermedad que hasta ahora desconocemos.
Esa fue la última vez que lo vimos, es definitivo que no como hubiéramos querido y de forma tan lamentable. Ya no era más aquel hombre bonachón, colaborativo y entusiasta que había llegado hace algunos años en busca de un mejor futuro, a Don Mario Pérez ya no lo vimos más.
Hace algunos años, aproximadamente hace 10, la intersección de la calle Blondel con Deán Valdivia se convirtió en la zona donde gran cantidad de hoteles y hospedajes familiares instalaron sus sedes para generar ganancias en una excelente ubicación, estando en el pleno centro de la ciudad. Muchos empresarios llegaron interesados en trabajar en el mismo rubro, pero recuerdo en especial a Don Mario, quién desde el momento que llegó hizo notorio el entusiasmo que tenía por hacer crecer ese negocio por el cual había viajado desde Arequipa, completamente solo y con la esperanza de cumplir las metas que tenía trazadas.
Pasaron los años y el negoció de Mario prosperó, logró lo propuesto de aquella vez cuando llegó y todo marchaba bien, o al menos eso parecía. Siempre lo veíamos contento pasar por esas calles, saludando y conversando sobre lo que le sucedía en el negocio que administraba. En las últimas semanas, antes de su fallecimiento, el señor Pérez había confiado las llaves de su hospedaje a un vecino, llaves que luego serían de gran ayuda para encontrarlo y conocer qué había pasado con él.
Ha pasado casi un año desde que no se conoció más de Don Mario, el timbre de su negocio dejó de sonar como aquel día que nos enteramos de la triste noticia. En días anteriores al suceso, todas las personas que habían sido contratadas para brindar el servicio de alimentación, cuidado del hospedaje y limpieza extrañados por su ausencia, comentaban que probablemente había salido de viaje, como solía hacerlo, sin embargo, pasaron los días y la situación era la misma.
El día que se conoció sobre el fallecimiento de Mario Pérez fue a causa de que llegó su esposa a Mollendo, ella preguntó si sabían donde se encontraba él, pues tampoco estaba con ella, sin imaginar lo que realmente había sucedido. Con ayuda de vecinos y principalmente de quién tenía las llaves del local, lograron ingresar y la situación era realmente penosa, el señor se encontraba tendido en el piso y con rasgos de haber tenido un accidente, posteriormente se confirmó que ya llevaba varias horas sin vida.
Inicialmente se pensaba que se trataba de un asesinato en un intento de robo, pero esto solo fue un rumor por parte de quiénes no conocían los hechos y comentaban de forma mal intencionada. Los hechos reales se pudieron confirmar por parte de Doña Sara, esposa de él, quien en primera instancia guardó absoluta reserva, pero ante los rumores de lo sucedido habló y comentó lo que realmente pasó, se trataba de un accidente a causa de una enfermedad que hasta ahora desconocemos.
Esa fue la última vez que lo vimos, es definitivo que no como hubiéramos querido y de forma tan lamentable. Ya no era más aquel hombre bonachón, colaborativo y entusiasta que había llegado hace algunos años en busca de un mejor futuro, a Don Mario Pérez ya no lo vimos más.
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