Por: Cristian Fernando Bayton Vilca.
“Deseo que puedas terminar tus estudios y ser feliz”.
Fue lo que le dije a mi prima Carmen el día que me enteré que había dado a luz.
Teníamos la misma edad, 22 años. Estudiaba educación en la Universidad La Cantuta,
en Lima. Estaba en su tercer año de estudios, sus cursos los llevaba mayormente
en modalidad virtual.
Todo comenzó, cuando Carmen había llegado a pasar sus
vacaciones en Arequipa. Eran mediados de enero del 2022. Me había avisado unos
días antes, no quería que todos en la familia se enteren de su arribo. Cuando
llegó, no era la misma de siempre. Callada. Algo ocultaba. Era su embarazo. Había
sospechas sobre ello, pero yo pensaba que eran solo rumores.
Aquellos primeros bulos sobre su embarazo venían
principalmente de su hermana menor, Maricielo. Decían que en Lima se había
enamorado de un chico de la Universidad Mayor de San Marcos.
Desde que tengo memoria, a ella le gustaba pasar sus
vacaciones en Arequipa. Era uno de los pocos lugares donde se sentía como en
casa, solía decir. Todos los años venía, mayormente en enero, febrero o
vacaciones de medio año. Por otro lado, tenía que visitar a su hermana menor,
que vivía en Arequipa desde el año 2020.
Los primeros días en las cuales se quedó en Arequipa
le pedí que nos encontráramos en algún lugar. Me decía que sí pero no lo
cumplía.
Era bastante raro, tomando en cuenta que la última vez
que vino le gustaba salir a conocer el centro de la ciudad e ir a los centros
comerciales. Había estado en Arequipa el año pasado a mediados de año. Era más
interactiva en aquel entonces.
Cabe señalar que cuando vino a la ciudad, no fue a mi domicilio
como de costumbre. Se quedó en la casa de mis abuelos. Prometía ir a
visitarnos, pero no lo hacía. Qué extraño, me decía a mí
mismo.
En una ocasión, en el cumpleaños de mi abuelo en enero
al parecer no quería hablar con nadie. Mi prima estaba todo el tiempo encerrada
en su cuarto. Gran parte de la familia estaba presente, pero a pesar de ello,
la sentí ausente.
Algunos de mis familiares presentes en aquella
celebración no les gustó mucho su comportamiento. Era un momento para compartir
y divertirse en familia, no para encerrarse y leer el celular.
Carmen se quedó en la ciudad unos días más y luego se
marchó a Lima sin avisar. No hubo tiempo para ninguna despedida.
Algunos de mis tíos que vivían en la casa de mis
abuelos me decían que durante el tiempo que se quedó en Arequipa no salía a
ningún sitio. Algunos manifestaban que actuaba de forma extraña.
Luego de su partida, mi hermana menor, Karen, me contó
que Carmen estaba embarazada. Pensé que era una broma. Pues ella aún seguía en
la universidad y no había terminado sus estudios. Mientras que mi prima
Maricielo bromeaba por aquel entonces diciendo que pronto tendría un sobrinito.
Carmen era conocida por meterse en problemas en
nuestra familia. Se había metido en varios escándalos durante su época escolar.
Si el resto de la familia se enteraba, no se lo iba a tomar muy bien. Todo el
mundo le iba a reprochar el tener un hijo sin terminar sus estudios.
Sus padres ya no estaban en este mundo. Su padre
falleció en 2020 producto del covid-19. Y su madre falleció producto de
leucemia hace 10 años cuando era apenas una niña. Solo le quedaba su hermana
menor.
En Lima no había nadie que la controlara. Vivía en un
edificio con varios tíos y familiares de su padre en Villa María del Triunfo,
pero ninguno de ellos se hacía cargo de ella. Carmen siempre me decía que desde
que falleció su madre había aprendido a ser muy independiente.
En los meses posteriores a su partida traté de
comunicarme con ella. Pero no contestaba ni mis mensajes ni mis llamadas. Al
parecer creo que me había bloqueado.
Conforme pasaba el tiempo el asunto de su embarazo fue
cobrando mayor relevancia. Me enteraba sobre todo a través de mi hermana menor
y mi madre. Todos en la familia pensaron que había metido la pata. Por suerte,
el padre de su hijo era responsable.
Carmen dio a luz en el mes de julio. Había dado a luz
a un niño, al cual había puesto de nombre Juan, al igual que su fallecido
padre.
Todos le desearon buena suerte, esperan que pueda
culminar sus estudios y mantener a su pequeño hijo. Tener un hijo en edad
universitaria no es fácil, la mayor preocupación de todos en la familia es que
abandone sus estudios de educación en La Cantuta. Temen que no logre terminar
la carrera.
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