Por: Sergio Salas Yaro.
Gusta del fútbol y el helado. Es abogado, pero nunca ha ejercido su profesión, sabe calcular muy bien los escenarios políticos y se frena cuando se trata de tomar decisiones. Sin embargo, es hiperactivo y bromista. Le gusta el merengue house de los 90, su baja estatura y su formación militar han marcado su vida. Usa barba para disimular lo mucho que ha engordado. Omar Candia Aguilar, el actual alcalde provincial de Arequipa acostumbrado a tomar decisiones en su carrera política durante 12 años consecutivos de poder, podría acabar en la cárcel.
Una amenaza de 9 años de cárcel y la indemnización de dos
millones de soles, no le permiten conciliar el sueño, desde que ganó la
alcaldía de Arequipa, su vida se complicó en sobremanera. Ante la pregunta; ¿Si
tiene miedo de ir a la cárcel por el proceso judicial que hoy viene enfrentando?
Su respuesta es una mirada esquiva, manos atrofiadas, inhala y exclama cual suspiro;
“Las instancias competentes demostrarán mi inocencia, no tengo nada que temer,
no hay pruebas en mi contra, estoy siendo procesado por hechos que se me
atribuyen y están plagados de medias verdades y mentiras”.
Atrás quedaron los tiempos cuando era el más protegido de
la familia y su padre Julio Candia, lo llevaba de la mano todas las mañanas al
colegio primario “Niño Jesús de Praga”, donde el pequeño Omar, a pesar de su
baja estatura destacaba por su inquietud. Nadie imaginaría que 30 años después
ese pequeño niño se convertiría en alcalde de la ciudad de Arequipa. A los 17
años se inició en la política, en su época de cachimbo en la Facultad de
Derecho en la Universidad Nacional de San Agustín.
Era 1999 cuando postuló por primera vez al centro
federado. “Desde entonces nunca más me alejé de la política, hice política en
la universidad, formamos parte de una lista justicia y cambio, luego formamos
un movimiento político estudiantil libertad de expresión, un proyecto mucho más
ambicioso que quería estar presente en todas las facultades”. Llegó de
voluntario a la red Interquorum, donde rompió algunos paradigmas y estereotipos
de como pensar en democracia. “Además teníamos que enfocarnos no solo en la política
universitaria, si no enfocarnos en los problemas sociales, fui voluntario de la
comisión de la verdad y derechos humanos, formamos una organización en Alto
Selva Alegre llamada el centro de proyección social cooperando”.
Su primera campaña la ganó tocando puertas a los vecinos
del distrito de Alto Selva Alegre, a sus 29 años fue elegido por primera vez
alcalde. “En ASA hemos hecho varios cambios sustanciales en temas de limpieza
pública, obras para el deporte y en la mejora de la salud”. Sus ojos brillan
recordando el manejo de un distrito más pequeño, al que siempre agradece por la
oportunidad de ser alcalde durante 8 años donde aprendió sobre gestión pública
y otros avatares de la vida.
Fue también en Alto Selva Alegre donde inicio su calvario
judicial, luego que la Contraloría lo acusó de direccionar la licitación del
proyecto de seguridad ciudadana. Por la compra de 40 cámaras de vigilancia y un
centro de monitoreo para el distrito. Por un monto aproximado de 2 millones 346
mil soles. Desde entonces la Fiscalía le imputa el cargo de colusión agravada y
pide su condena.
“Quién repara ahora mi dignidad, quien señores, todos
estos años, ha venido sufriendo mi familia, mis hijas, mi madre tiene, más de
80 años”, exclama iracundo cuando le mencionan sobre su proceso judicial que se
ha aperturado en más de una vez. Para llegar al poder tuvo que afianzarse como
secretario del movimiento regional Arequipa Renace. Ya en su gestión de gobierno,
al no poder cumplir con todas las promesas con sus partidarios, comenzaron las
fricciones internas, generando una cosecha de rivalidades gratuitas. El partido
por el que había luchado tanto sencillamente se disolvió ante la ola de
denuncias de sus miembros.
Su gestión inicio con la promesa de un sistema de
transporte moderno, y convertir a Arequipa en la ciudad líder del Pacifico Sur.
Casi cuatro años después, para muchos su gobierno será recordada por una
fallida implementación de las ciclovías, y por no avanzar en la mejora del
transporte.
Hoy esta en pleno proceso judicial, Omar Candia ha
solicitado que se revoque la sentencia o que se declare nula, para ello ha
interpuesto un recurso impugnatorio para anular los 6 años de prisión efectiva
que recibió en primera instancia. Mientras que el Ministerio Público
pretende que se eleve la condena a 9 años, por considerarlo autor del
delito de colusión agravada. La estocada de poder que añoró algún día, hoy está
a punto ensombrecer su carrera y su libertad.
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