sábado, 27 de agosto de 2022

BAJO LAS SOMBRAS

Por: Stwart Liem Sulla Vázquez.



   Regresaba de un partido de fútbol con mis amigos, agotado llegue a comprar agua a la bodega de mi casa una botella de agua, cuando de pronto entre murmullos, las señoras que esperaban su turno comenzaron a hablar entre ellas: ¡Pobre, doña Leticia, como pudo vivir tanto tiempo engañada!, y el marido ese, que tal sin vergüenza, y tan correcto que se le veía”. Al parecer la noticia ya había corrido por todo el vecindario, era imposible creer como es que las señoras no tenías reparo en comentar y criticar hechos donde no tenían nada que ver. El desafortunado incidente del descubrimiento de un romance a escondidas pasaba como pan caliente en todo el barrio. Por otro lado el sombrío ambiente a las afueras de la casa de Chuleta y de su madre me hacía preguntar de ¿Qué cosas estarían pasando por su mete en estos momentos?.

Brigitte o “chuletita” como la llamábamos en el barrio, era una joven de 19 años quien vivía en un mundo en que todo para ella era perfecto, hasta que un coincidente encuentro o por cosas de la vida lo cambió todo. La perspectiva de una familia ideal y de  un padre ejemplar contemplado en una copa modelo se quebró por la mitad. El almuerzo entre amigos se había convertido en un trago amargo  y sorpresa para todos. Nadie podía creer de cómo ese ensamble de como se le conocía a su padre podría desbaratarse de un momento a otro. Y más por lo que Chuletita tenía a su padre tan en alto.

Difícil es poder asimilar los errores cometidos de las personas a quienes ni por imaginación pensarían que podrían generar una decepción, una decepción de quien ni por imaginación podría pasarse en la mente de Chuleta, hasta que todo en ella cambió desde aquel almuerzo en que pudo observar a lo lejos una traición consumada entre el beso de su padre y una mujer … una mujer que no era su madre.

Don Auron, padre de Chuleta siempre era un tipo sobrio, serio, de pocas palabras y muy cumplido con su familia. Siempre se le veía llevar a sus dos hijas a la universidad y al colegio muy temprano, las salidas familiares intersemanales no causaban extrañeza de que algo extraño se estaba cociendo por ahí. Chuletita siempre me contaba que un fin de semana salían con su familia y de que el otro no, lo cual era perfecto para poder organizar una salida junto con nuestros amigos del barrio.

Fue pues entonces que en el grupo de WhatsApp del Barrio, decidimos por planificar la “gran salida” entre todos, la idea les encantó, era pues por motivos de tareas y trabajos en los diferentes centros de estudio de cada uno que hacían que no nos viéramos después de un largo tiempo. Finalmente quedamos entre todos que iríamos a almorzar al “restaurant más fichó de Arequipa” , como en plan de que nos lo merecíamos después de culminar con exámenes y actividades de segundo parciales en nuestras instituciones. El punto de encuentro sería en la losa deportiva donde siempre jugábamos, para que todos de ahí emprendiéramos marcha.

El día llegó, Chuletita estaba emocionada por volver a compartir esos momentos tan bonitos junto a nosotros, “ su segunda familia” como nos llamaba, por la llamada recibí una llamada de ella diciéndome de que si por favor podría recogerla a su casa para bajar juntos al encuentro con los demás.

Eran ya casi lo hora de recoger a Chuletita, me dirigí a su hogar, y de pronto al querer tocar su puerta empezaron a salir una serie de griteríos y confusiones, empezaban a escucharse como su madre empezaba a exigirle de que llame a su papá, a lo que ella le respondía de que no contestaba desde ayer en la noche.

Todo era confuso, la preocupación y la angustia por parte de todas ellas no me permitía entender de qué es lo que estaba sucediendo? . La presión era tanta que opte por decirle a su mamá de que nos se preocupara por la cita de hoy, de que mejor sería solucionar sus temas personales a lo que ella me respondió ¡No, se preocupen, vayan tranquilos! Disculpándose conmigo por el hecho causado. Podía darme cuenta claramente de que había mucha preocupación por parte de su hermana y su mamá, a lo que Chuletita empezó explicándome de que estaban muy preocupados por su papá, el cual lamentablemente no mantenía comunicación desde la noche del viernes. “La última vez que hablamos con mi papá fue precisamente el viernes en la noche, diciéndonos de que se había presentado un trabajo extra como cada fin intersemanal, siempre suele comunicarse por las mañanas y decirnos de qué todo está bien, pero está vez no fue así , son casi las cuatro y no tenemos noticias de él” mencionó Chuleta.

La voz de su madre era como una mezcla de emociones de muestra de preocupación por su esposo y a la vez de mandato por qué vayamos si o si al almuerzo programado con los amigos del barrio. Era como si su madre realmente quería de que pasará lo que pase fuéramos al esperado almuerzo.

Finalmente llegamos al restaurant de Gastón Acurio que está por el monasterio de Santa Catalina, el ambiente estaba dividido , por un lado la alegría de poder reencontrarnos y por otro la preocupación reflejada en el rostro de Chuleta, a lo que no se contuvo más diciendo: “ Les agradezco de antemano poder reencontrarnos chicos, desde el fondo me siento muy feliz de poder volverlos a ver a cada uno de ustedes, lamento mucho estar así de sería y no poder sonreír al menos, todos en mi casa estamos muy preocupados por mi papá, no sabemos nada de él desde ayer en la noche y pues hoy en todo el día no respondió tampoco ni a llamadas mensajes, tenemos que algo le haiga pasado , espero me sepan entender, sé que no fue una buena idea a ver venido a malograrles la fiesta con mis cosas. Les ruego que me disculpen”.  

El discurso de Chuleta terminó con unas lágrimas en los ojos, terminando despidiéndose de cada uno de nosotros y pidiéndome el favor de regresarla a su casa. La sensación era muy extraña y penosa a la vez, desde un principio sabía que con todo ese ambiente de preocupación lo mejor era cancelar la cita, pero la voz con tono de mandato de que vayamos por parte de su madre me dejaba contrariado, pero pasado unos momentos lo entendí…

¡ Mi papá! escuché gritar de emoción a Chuleta por ver a su padre en uno de las mesas del restaurante, emoción que poco a poco comenzó a desmoronarse…el desgarrador momento llegaría con la aparición de una misteriosa mujer, de cabellera lacea, cuerpo de una joven de casi 25 años , creía conocerla ? Pues claro que desde luego que sí , era Melissa, la vecina de la bodega del barrio, quien sujetándose del cuello de Don Auron no dudó en darle un apasionante y    palpitante beso.

Todos nos quedamos helados, fríos, atónitos, estupefactos!. De repente un remezón hizo que volviera en sí. Era Chuleta cogiendo de los cabellos a Melissa la vecina, quien sólo atinaba a gritar y a forcejear , de inmediato su padre empezó a separarlas, yo tomé a Chuleta y Don Auron a Melissa, el bochornoso incidente levantó las miradas de todos los asistentes.

Solo podía escuchar el desgarrador lamento de Chuleta  quien le recrimina a su padre por el hecho, a lo que su padre solo respondía: “Brigitte, hija, todo tiene una explicación”. Chuleta salió corriendo hacia rumbo desconocido, de inmediato corrí a auxiliarla, fueron kilómetros de kilómetros en los que estuve persiguiéndola, la situación era terrible, todo mundo se quedaba a mirarnos, hasta que ya estando lejos de su padre paro, y volteando a mirarme corrió a abrazarme fuerte y a llorar en mi hombro...

Me conmovió el hecho de ver tan solo el rostro de Chuletita, luego de tranquilizarla y hacer de que vuelva en sí, sin pensarlo mucho decidí llevarla a su casa. En el trayecto su rostro era como una mezcla de sentimientos encontrados, por un lado se podía ver la tristeza que inundaba en ella, pero por otro un sentimiento de cólera e irá no dejaba de pronunciarse, por supuesto el contraste de una decepción era infalible.

Al llegar el encuentro con su madre fue simplemente inesperado, creí que se echaría a llorar otra vez, sin embargo con una voz sería y decidida le dijo: “ Gracias mamá por haber hecho de que vaya a ese restaurante, porque si es que no hubiese ido, quizás seguiríamos viviendo en esta burbuja de mentira y traición.

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