miércoles, 31 de agosto de 2022

EL MERCADO SIN CLIENTES

 Por: Andre Bernal Lazo.

Todos los mercados del mundo, tienen clientes por montones. Bueno, casi todos, la feria de Villa Paraíso en el Cono Norte, sigue esperando a los cientos de compradores. Pero, la espera puede desesperar. Apenas casi 6 puestos donde venden frutas, vegetales y abarrotes, esperan a sus potenciales compradores ¿Hasta cuándo?  Nadie lo sabe, lo único cierto, es el único centro de abastos con más vendedores que compradores.

La escasa clientela lo pone en jaque. La gran feria queda entre un parque y un terreno baldío. Supuestamente las ventas serían abismales, pero otra es su realidad.

De sus 14 estands de madera y calamina, un puesto que vendía huevo y pollo y un restaurante fueron los primeros. Aunque en otros había material de venta cubierta con plástico.

 

Se invirtió más en el sitio con dos puestos más hechos de metal con sus puertas enrollables, una adelante y otra atrás, aún vacías. La mayor actividad en las mañanas es por lo que hay frente a feria: un puesto ambulante de pan, cuatro por un sol. Los progresos son lentos pues ya teniendo tiendas abiertas, aún no hay la actividad comercial deseada.

 

Un par de horas después del nacer del sol en el Misti, la cumbia comienza a sonar en unos altavoces encima de las puertas de la feria que se abren. El carrito del pan se para en donde siempre para después su mercancía ser vendida por completo. El tardón que llega una hora después de la apertura solo recibe la frase “no hay”.

 

Las primeras horas del mercado nos dan la bienvenida las presencias de dos puestos: Una tienda de abarrotes y una tienda de huevos. Sobre la primera, su dueña, Elsa, abrió una tienda en su casa que fracasó, según vecinos, por los precios de los productos que estaban inflados desde veinte céntimos como mínimo a un sol como máximo; intentó vender nuevas cosas cosas como cerveza, embutidos, helado y alfalfa, pero tal problema junto con la apertura de más tiendas con precios cómodos selló el destino de su negocio. Ahora en la feria busca una segunda oportunidad.

 

Rosa, dueña del otro puesto, tiene una historia antónima, su tienda nacida en casa si fue exitosa, pero este fue de su madre originalmente. Se intentó “expandir la marca” pero los productos se ven escasos.

Cerca de las 11 de la mañana, se abre la frutería, un puesto de leña, un puesto de ropa, un puesto de especias y otro de abarrotes. Ya todo queda listo para el medio día, desgraciadamente la clientela es reducida. Varios mercados exitosos llevan en sus paredes pintados los logos de un banco o financiera, esta feria la necesita, necesita la ayuda de una de estas instituciones para que pueda progresar.

 

Los baños aún no están terminados y hay montículos de tierra detrás de los puestos metálicos, lo cual es un indicio de que el mercado no está terminado todavía. El toque final para este proyecto nacido prematuramente es ese financiamiento necesariamente importante. La Feria de Villa Paraíso correrá riesgo de no vender nada si no se desarrolla como debería.



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